Guillermo Ruiz Irastorza destaca la necesidad de limitar la toxicidad asociada a los corticoides orales.
La reducción de los corticoides orales en pacientes con nefritis lúpica es una realidad avalada ya por la Sociedades Europeas de Reumatología y Nefrología. Una decisión defendida por Guillermo Ruiz Irastorza, del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Cruces, quien destaca la necesidad de limitar la toxicidad asociada a los corticoides orales en pacientes con esta enfermedad.
Ruiz Irastorza, moderador del webinar sobre Lupus en la XIII edición de VirtuGEAS, ha avalado en palabras a Redacción Médica la importancia de que, “por fin se haga una mención expresa a la reducción de la dosis de corticoides orales” en las guías de tratamiento de la enfermedad. Un tema en el que, asegura, se está haciendo mucho hincapié en los últimos años y en el que su grupo lleva varios años trabajando.
“Se ha visto que, asociando corticoides en pulsos intravenosos, el resultado es incluso mejor y sin embargo existe mucha menos toxicidad asociada”, ha incidido el experto encargado de moderar una mesa de debate junto con Gerard Espinosa Garriga, del servicio de Enfermedades Autoinmunes del Hospital Clinic de Barcelona, en la que han participado Luis Quintana Porras, del servicio de Nefrología del Clinic; Adela Marín Ballve, del servicio de Medicina Interna del Clínico Universitario Lozano Blesa y Borja de Miguel Campo, del servicio de Medicina Interna del 12 de octubre.
«Belimumab se debería usar en pacientes que no respondan a tratamiento combinados»
Precisamente estos dos ponentes, Marín Ballve y de Miguel han puesto sobre la mesa el valor del belimumab en el tratamiento del lupus. Un debate cuyo origen está en estudios que han encontrado que, si se usa belimumab junto con tratamiento convencional, los resultados en cuanto a actividad, daño y remisión renal mejoran. Resultados muy condicionados por unas tasas de respuesta “no excesivamente altas en los grupos de tratamiento convencional” a juicio de Ruiz Irastorza, quién señala que para denotar beneficios “se debe reconocer muy bien a la población diana”.
“Si tienes una tasa de respuesta alta con tratamientos convencionales, la necesidad de belimumab ya no es tanta”, argumenta el internista quién aboga por el uso generalizado de hidroxicloroquina. “El belimumab tiene un papel en el tratamiento del lupus pero, en mi posición personal, no debería estar entre los tratamientos habituales desde el inicio. Belimumab se debería usar en pacientes que no respondan a tratamiento combinados, incluyendo siempre antipalúdicos, y, ahí sí, sin esperar demasiado por el riesgo de deterioro del enfermo”, argumenta.
En el contexto del uso de nuevos fármacos y de, como él mismo lo llama, “la búsqueda del fármaco milagro contra el lupus”, Guillermo Ruiz Irastorza aboga por “usar bien lo que tenemos”. Así, ejemplifica el uso de la hidroxicloroquina, “un fármaco que lleva muchos años en el argumentario terapéutico y es central para el lupus. “Los grandes avances -añade-, no son solo nuevos medicamentos, son también una mejor utilización de medicamentos que ya tenemos”.
Hidroxicloriquina y coronavirus Covid-19
En ese punto, Guillermo Ruiz Irastorza recuerda que el ‘boom’ de la hidroxicloroquina como posible tratamiento contra el coronavirus Covid-19 en marzo y mayo les trajo más de un ‘dolor de cabeza’. Recuerda el internista que en ese momento, por sus características de fármaco antiviral y poco tóxico, parecía “estupendo”. “Se empezó a utilizar como se pudo y los pacientes con lupus se podían quedar sin él”, recuerda en mención a la orden ministerial que reguló la dispensación del fármaco.
Pero tras el ‘éxito’, a la hidroxicloroquina le llegó el fracaso pues en algunos estudios se empezaron a encontrar problemas que relacionaba en fármaco con toxicidad cardiaca. “Y eso sumió al medicamento en un descrédito que nuestras pacientes les supuso un shock”, argumenta Ruiz Irastorza quién insiste en reseñar que el medicamento “sigue siendo muy seguro” y que los problemas observados estaban relacionados con las altas dosis y el uso concomitante de otros fármacos cardiotóxicos”.
Fuente: www.redaccionmedica.com